En nuestro anterior post hablamos de en qué consistía la formación bonificada y de cómo podíamos calcular nuestro crédito. Hoy vamos a exponer en 6 sencillos pasos lo que tenemos que hacer si decidimos bonificar nuestra formación.
- ¿Qué curso voy a hacer? Si quiero que mi formación sirva realmente para algo, tengo que analizar lo que necesito. Y no sólo eso: también lo que me puede ser útil en el futuro. He de estar atento a lo que sucede a mi alrededor, informarme sobre la evolución de mi sector y, sobre todo, saber escuchar. Cuantos más sean los aspectos que contemple, y más diversos los puntos de vista que contraste, mayores serán mis posibilidades de elegir con acierto y de transferir, después, los conocimientos que asimile a mi actividad.
- Comunicación del curso a la Representación Legal de Trabajadores, que a su vez deberá emitir informe en 15 días.
- Comunicación a la Fundación Triparta, dándonos de alta en su registro e informándole tanto del inicio como del final de cada acción formativa (es decir, del curso completo que realicemos). Algunas entidades formativas nos ofrecen la posibilidad de realizar los trámites necesarios para bonificar por nosotros, como es el caso de FUNDOCU.
Es conveniente no olvidar que cualquier acción formativa que realicemos ha de ser comunicada, como mínimo, 7 días antes de llevarse a cabo.
- Práctica de la formación. A partir del 1 de enero, la ley permite tres tipos de formación: presencial, online o mixta, desapareciendo la antigua formación a distancia. Cualquier acción formativa ha de tener una duración mínima de 2 horas.
- Información a la Fundación Tripartita de la finalización del curso. Igual que con el inicio, este paso se puede realizar a través de la empresa que organiza, u organiza e imparte, nuestra formación.
- Aplicar la bonificación. Esto se hace a través del pago mensual de los seguros sociales, y lo he de hacer siempre antes del último día hábil del año actual.
- Evaluar la formación. Importantísimo ¿Qué he aprendido y para qué me sirve? Una acción formativa bien elegida no sólo acabará repercutiendo positivamente en mi actividad, sino que también me dará instrumentos para juzgarme mejor y, con ello, elegir cada vez de forma más atinada.